Plan de pensiones no financiado: Qué es, cómo funciona
En el ámbito de la planificación de la jubilación, los planes de pensiones desempeñan un papel fundamental a la hora de proporcionar a las personas seguridad financiera durante los años posteriores a la jubilación. Existen varios tipos de planes de pensiones, cada uno con su propia estructura y mecanismo de financiación. Uno de ellos es el plan de pensiones de capitalización. En este artículo, nos adentraremos en el concepto de los planes de pensiones de reparto, explorando qué son, cómo funcionan y sus implicaciones tanto para los empresarios como para los trabajadores.
¿Qué es un plan de pensiones de reparto?
Un plan de pensiones de capitalización es un plan de jubilación gestionado por la empresa que utiliza los ingresos corrientes de la empresa para financiar los pagos de pensiones a medida que son necesarios. A diferencia de los planes de pensiones de capitalización, en los que las empresas reservan sistemáticamente fondos por adelantado para cubrir los gastos de las pensiones, los planes de pensiones de capitalización no tienen ningún activo reservado. En su lugar, las prestaciones de jubilación suelen pagarse directamente con las aportaciones de la empresa. Estos planes también suelen denominarse planes de reparto.
Planes de pensiones de reparto
Un plan de pensiones, en general, es un programa ofrecido por determinadas empresas que proporciona un reemplazo salarial cuando un empleado deja de trabajar, por ejemplo durante la jubilación. Con un plan de pensiones de capitalización, las empresas pueden planificar las necesidades financieras previstas del plan y reservar una determinada cantidad de dinero periódicamente. Este dinero se invierte para hacer crecer el fondo o financiar el plan de pensiones con los ingresos corrientes.
Sin embargo, un plan de pensiones de reparto funciona de forma diferente. Muchos regímenes públicos de pensiones de los Estados son de capitalización, en los que las prestaciones de jubilación se pagan directamente con las cotizaciones y los impuestos de los trabajadores en activo. Del mismo modo, los sistemas de pensiones de muchos países europeos también son de capitalización, y las prestaciones se pagan directamente con los impuestos corrientes y las cotizaciones a la Seguridad Social.
Planes híbridos frente a planes de capitalización total
Aunque los planes no capitalizados no reservan fondos, cabe señalar que existen sistemas de pensiones híbridos que están parcialmente capitalizados. Por ejemplo, en España existe el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, y en Francia, el Fondo de Reserva de las Pensiones. En Canadá, el plan de jubilación basado en el salario (CPP) está parcialmente financiado, con activos gestionados por el Consejo de Inversión del CPP. Por otra parte, el sistema de la Seguridad Social estadounidense se financia parcialmente mediante inversiones en bonos especiales del Tesoro de Estados Unidos.
Por el contrario, un plan de pensiones de capitalización total se refiere a un plan que cuenta con activos suficientes para cubrir todas las prestaciones devengadas. Para que un plan esté totalmente financiado, debe poder realizar todos los pagos previstos a los pensionistas. El administrador del plan puede predecir anualmente los fondos necesarios, lo que ayuda a determinar la salud financiera del plan de pensiones.
Sistema de reparto
Los planes de pensiones de reparto pueden ser establecidos tanto por empresas individuales como por gobiernos, y el nivel de control ejercido por los partícipes depende de la estructura del plan y de si es de gestión privada o pública. Los planes de pensiones de reparto de los gobiernos suelen utilizar el término “aportación” para describir el dinero que entra en el fondo. Sin embargo, estas aportaciones suelen estar sujetas a un tipo impositivo fijo, y los trabajadores y empresarios no tienen muchas opciones sobre la cantidad que aportan.
En cambio, las pensiones privadas de reparto pueden ofrecer a los partícipes cierta discrecionalidad. Si una empresa ofrece un plan de pensiones por reparto, los partícipes pueden elegir qué parte de su nómina quieren destinar a las futuras prestaciones de jubilación. Dependiendo de las condiciones del plan, los partícipes pueden deducir una cantidad fija de dinero en cada periodo de pago o aportar una cantidad a tanto alzado. Este enfoque es similar a la forma en que se financian los planes de aportación definida, como los planes 401(k).
Conclusión
Los planes de pensiones no capitalizados, también conocidos como planes de reparto, ofrecen una solución de jubilación gestionada por la empresa en la que los pagos de las pensiones se financian con los ingresos corrientes y no con los activos acumulados. Estos planes son utilizados habitualmente por los gobiernos y algunas empresas, y tienen implicaciones tanto para los empleadores como para los empleados. Comprender el concepto de planes de pensiones de capitalización es esencial para los particulares que planifican su jubilación y para los responsables políticos que configuran los programas de jubilación. Teniendo en cuenta las ventajas y limitaciones de los planes de pensiones de reparto, las personas pueden tomar decisiones informadas sobre su futuro financiero y la seguridad de su jubilación.
Preguntas y respuestas
¿Qué es un plan de pensiones de reparto?
Un plan de pensiones sin capitalización es un plan de jubilación gestionado por la empresa que depende de los ingresos corrientes de la empresa para financiar los pagos de las pensiones a medida que sean necesarios. No dispone de activos reservados para cubrir las prestaciones de jubilación.
¿Cómo funciona un plan de pensiones de capitalización?
En un plan de pensiones sin capitalización, las empresas realizan aportaciones al plan con cargo a sus ingresos corrientes, y estas aportaciones se utilizan para pagar las prestaciones de jubilación a los empleados con derecho a percibirlas. El plan no acumula activos a lo largo del tiempo como un plan de pensiones de capitalización.
¿Los planes de pensiones de capitalización sólo los utilizan los gobiernos?
No, los planes de pensiones de capitalización pueden ser establecidos tanto por empresas individuales como por gobiernos. Aunque los programas de pensiones públicos de muchos países europeos se consideran planes de capitalización, algunas empresas privadas también ofrecen planes de pensiones de capitalización a sus empleados.
¿Cuáles son las ventajas de un plan de pensiones de capitalización?
Los planes de pensiones no financiados pueden proporcionar una fuente de ingresos para la jubilación a los empleados sin exigirles que aporten una parte de su salario. Además, estos planes pueden ofrecer flexibilidad en cuanto a las aportaciones de los empresarios y permitirles gestionar las obligaciones en materia de pensiones en función de su situación financiera actual.
¿Existen inconvenientes en los planes de pensiones de capitalización?
Uno de los posibles inconvenientes de un plan de pensiones de capitalización es el riesgo de que los fondos sean insuficientes para hacer frente a futuras obligaciones en materia de pensiones, especialmente si la situación financiera de la empresa se deteriora. Además, al no haber activos acumulados en el plan, los partícipes pueden tener un control limitado sobre la inversión y el crecimiento de sus fondos de pensiones.
¿Pueden convertirse los planes de pensiones no capitalizados en planes capitalizados?
En algunos casos, las empresas pueden optar por convertir los planes de pensiones sin capitalización en planes de capitalización mediante la creación de un fondo independiente y la reserva de activos para cubrir futuras obligaciones en materia de pensiones. Esta conversión puede mejorar la estabilidad financiera del plan y proporcionar a los partícipes unos ingresos de jubilación más seguros.
¿Los planes de pensiones de capitalización están garantizados por el Estado?
La garantía de los planes de pensiones de reparto depende de las normativas y leyes específicas del país o jurisdicción en el que opera el plan. Mientras que algunos programas de pensiones gubernamentales pueden tener garantías legales, los planes de reparto ofrecidos por empresas privadas no suelen tener garantías gubernamentales y dependen de la estabilidad financiera del empresario.