La feminización de la pobreza es un concepto que hace referencia al número desproporcionado de mujeres que viven en la pobreza en comparación con los hombres. Es un fenómeno que afecta a mujeres de todo el mundo, independientemente de su raza, etnia o estatus socioeconómico. El término fue acuñado por primera vez en la década de 1970 por estudiosas feministas que pretendían poner de relieve las dimensiones de género de la pobreza y llamar la atención sobre el hecho de que la pobreza no es una cuestión neutra desde el punto de vista del género.
A pesar de los avances en algunos ámbitos, las mujeres siguen estando sobrerrepresentadas entre los pobres del mundo. Según Naciones Unidas, las mujeres constituyen la mayoría de los pobres del mundo: se calcula que el 70% de los 1.300 millones de personas que viven en la pobreza son mujeres. Además, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de sufrir pobreza a largo plazo, y a menudo se ven atrapadas en ciclos de pobreza difíciles de romper.
La feminización de la pobreza es un fenómeno complejo en el que influyen diversos factores, como la discriminación de género, la desigualdad de acceso a la educación y a las oportunidades de empleo, y la carga del trabajo de cuidados no remunerado. Abordar la feminización de la pobreza requiere un enfoque polifacético que tenga en cuenta los factores sociales, económicos y políticos que contribuyen a la desigualdad de género y a la pobreza.
Este artículo explorará el significado de la expresión feminización de la pobreza, su contexto histórico y evolución, los factores que contribuyen a su persistencia y las repercusiones de la feminización de la pobreza en las mujeres y la sociedad. También analizará las políticas e intervenciones que se han desarrollado para abordar la feminización de la pobreza y los retos que quedan por delante para lograr la igualdad de género y la justicia económica para todos.
Definición de la feminización de la pobreza
La feminización de la pobreza se refiere a la tendencia de las mujeres a estar desproporcionadamente representadas entre los pobres del mundo. Aunque la pobreza afecta a individuos de todos los géneros, edades y etnias, las mujeres tienen más probabilidades de sufrirla que los hombres. El término “feminización de la pobreza” fue acuñado por primera vez por Diana Pearce en 1978 para describir el fenómeno de que las mujeres constituyen una proporción cada vez mayor de las personas que viven en la pobreza.
El concepto de feminización de la pobreza no pretende sugerir que la pobreza es un problema exclusivo de las mujeres, o que todas las mujeres son pobres. Se trata más bien de reconocer que las mujeres tienen más probabilidades de caer en la pobreza que los hombres, y que la pobreza afecta a las mujeres de maneras únicas. Las mujeres tienen más probabilidades de experimentar la pobreza a lo largo de su vida, y a menudo se ven atrapadas en ciclos de pobreza difíciles de romper.
La feminización de la pobreza es un fenómeno complejo en el que influyen diversos factores, como la discriminación de género, la desigualdad de acceso a la educación y a las oportunidades de empleo, y la carga del trabajo de cuidados no remunerado. Las mujeres suelen concentrarse en empleos precarios y mal remunerados, y es más probable que trabajen en el sector informal, donde carecen de acceso a protecciones y prestaciones sociales. Las mujeres también tienen más probabilidades de sufrir violencia doméstica y otras formas de violencia de género, que pueden agravar aún más la pobreza.
Contexto histórico y evolución del concepto
El concepto de feminización de la pobreza surgió en la década de 1970, cuando los estudiosos feministas empezaron a examinar las dimensiones de género de la pobreza. Antes de este periodo, la pobreza se consideraba a menudo una cuestión neutral desde el punto de vista del género, y las estrategias de reducción de la pobreza se centraban principalmente en el crecimiento económico y el desarrollo, en lugar de abordar los factores sociales y políticos que contribuían a la pobreza.
La década de 1970 marcó un periodo de mayor activismo y concienciación en torno a los derechos de la mujer y la igualdad de género. Los estudiosos feministas empezaron a llamar la atención sobre el hecho de que la pobreza no era una cuestión neutral desde el punto de vista del género, y que las mujeres y los hombres experimentaban la pobreza de forma diferente. En 1978, Diana Pearce acuñó el término “feminización de la pobreza” para describir la tendencia de las mujeres a constituir una proporción cada vez mayor de las personas que viven en la pobreza.
Desde la década de 1970, el concepto de feminización de la pobreza ha evolucionado y se ha ampliado para abarcar una serie de cuestiones relacionadas con la desigualdad de género y la pobreza. Los estudiosos feministas han destacado las formas en que la discriminación de género, el acceso desigual a la educación y a las oportunidades de empleo, y la carga del trabajo de cuidados no remunerado contribuyen a la feminización de la pobreza.
El concepto de feminización de la pobreza también se ha vinculado a debates más amplios en torno a la globalización y la reestructuración económica. Algunos estudiosos sostienen que las políticas neoliberales que han dominado el desarrollo económico en las últimas décadas han contribuido a la feminización de la pobreza al reducir las protecciones sociales y exacerbar la desigualdad.
Factores que contribuyen a la feminización de la pobreza
La feminización de la pobreza es un fenómeno complejo en el que influyen diversos factores, como la discriminación de género, la desigualdad de acceso a la educación y a las oportunidades de empleo, y la carga del trabajo de cuidados no remunerado. Estos son algunos de los factores clave que contribuyen a la feminización de la pobreza:
- Discriminación de género: Las mujeres sufren discriminación de género en muchos ámbitos de la vida, como la educación, el empleo y el acceso a los recursos. Esta discriminación puede limitar las oportunidades de progreso económico de las mujeres y contribuir a su sobrerrepresentación entre los pobres del mundo.
- Acceso desigual a la educación: Las mujeres tienen menos probabilidades de acceder a la educación que los hombres, sobre todo en los países en desarrollo. Esto puede limitar las oportunidades de empleo y promoción económica de las mujeres y contribuir a su sobrerrepresentación entre los pobres del mundo.
- Acceso desigual a las oportunidades de empleo: Las mujeres suelen concentrarse en empleos precarios y mal remunerados, y es más probable que trabajen en el sector informal, donde carecen de acceso a las protecciones y prestaciones sociales.
- Carga del trabajo de cuidados no remunerado: Las mujeres son a menudo responsables del trabajo de cuidados no remunerado, como el cuidado de niños, ancianos y enfermos. Este trabajo suele estar infravalorado y no reconocido, y puede limitar las oportunidades de las mujeres de obtener un empleo remunerado y de progresar económicamente.
- Violencia de género: Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir violencia doméstica y otras formas de violencia de género, lo que puede limitar sus oportunidades de progreso económico y contribuir a su sobrerrepresentación entre los pobres del mundo.
- Factores estructurales: Los factores estructurales, como las políticas económicas neoliberales y la globalización, pueden contribuir a la feminización de la pobreza al reducir las protecciones sociales y exacerbar la desigualdad.
La interseccionalidad y su relación con la feminización de la pobreza
La interseccionalidad es un concepto que pone de relieve la naturaleza interconectada de las identidades sociales y las formas en que múltiples formas de opresión, como el racismo, el sexismo y el clasismo, se entrecruzan para dar forma a las experiencias de los individuos. El concepto de interseccionalidad es especialmente relevante para la feminización de la pobreza, ya que las experiencias de pobreza de las mujeres están determinadas por la intersección de sus identidades sociales.
Por ejemplo, las mujeres de color y las mujeres indígenas tienen más probabilidades de experimentar la pobreza que las mujeres blancas, debido a la intersección de género, raza y otros factores. Las mujeres con discapacidad también tienen más probabilidades de caer en la pobreza, debido a la intersección de género y discapacidad. Las mujeres LGBTQ+ también tienen más probabilidades de caer en la pobreza debido a la discriminación y marginación que sufren por su orientación sexual o identidad de género.
La interseccionalidad pone de relieve la necesidad de abordar las múltiples formas de discriminación y opresión que contribuyen a la feminización de la pobreza. También subraya la importancia de centrar las experiencias de las mujeres marginadas en las estrategias de reducción de la pobreza.
Para abordar eficazmente la feminización de la pobreza, es esencial reconocer las formas en que el género se entrecruza con otras formas de opresión, y desarrollar políticas e intervenciones que tengan en cuenta las experiencias únicas de las mujeres marginadas. Esto requiere un compromiso con el análisis interseccional y una comprensión de la naturaleza compleja e interconectada de las identidades y experiencias sociales.
Impactos de la feminización de la pobreza en las mujeres y la sociedad
La feminización de la pobreza tiene amplias repercusiones tanto en las mujeres como en la sociedad en su conjunto. He aquí algunas de las principales repercusiones:
- Acceso limitado a la educación y a las oportunidades de empleo: Las mujeres en situación de pobreza suelen tener un acceso limitado a la educación y a las oportunidades de empleo, lo que puede limitar su potencial de ingresos y dificultar su salida de la pobreza.
- Mala salud: Las mujeres en situación de pobreza tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud física y mental, debido a factores como una nutrición inadecuada, malas condiciones de vida y un acceso limitado a la atención sanitaria.
- Representación política limitada: Las mujeres en situación de pobreza suelen quedar excluidas de los procesos de toma de decisiones políticas, lo que puede perpetuar su marginación y limitar su capacidad para defender sus derechos.
- Pobreza intergeneracional: Las mujeres que viven en la pobreza tienen más probabilidades de tener hijos que también viven en la pobreza, debido a factores como el acceso limitado a la educación y a las oportunidades de empleo, y la transmisión intergeneracional de la pobreza.
- Costes económicos: La feminización de la pobreza tiene costes económicos para la sociedad en su conjunto, como la pérdida de productividad y el aumento de los costes sanitarios.
Políticas e intervenciones para abordar la feminización de la pobreza
Abordar la feminización de la pobreza requiere un enfoque polifacético que tenga en cuenta los factores sociales, económicos y políticos que contribuyen a la desigualdad de género y a la pobreza. He aquí algunas políticas e intervenciones que se han desarrollado para abordar la feminización de la pobreza:
- Presupuestos sensibles al género: La presupuestación con perspectiva de género es una herramienta utilizada por los gobiernos para analizar cómo sus presupuestos afectan de forma diferente a mujeres y hombres, y para garantizar que los recursos se asignan de forma que promuevan la igualdad de género y reduzcan la pobreza.
- Programas de protección social: Los programas de protección social, como las transferencias de efectivo y los seguros sociales, pueden ayudar a reducir la pobreza y mejorar el bienestar de las mujeres y sus familias.
- Programas de educación y formación: Los programas de educación y formación pueden ayudar a mejorar el acceso de las mujeres a las oportunidades de empleo y aumentar su potencial de ingresos.
- Abordar la violencia de género: Abordar la violencia de género es esencial para reducir la feminización de la pobreza, ya que la violencia contra las mujeres puede limitar sus oportunidades de progreso económico y perpetuar su marginación.
- Promover la participación política de las mujeres: Promover la participación política de las mujeres es esencial para abordar las causas profundas de la desigualdad de género y la pobreza, y para garantizar que las políticas y los programas respondan a las necesidades y experiencias de las mujeres marginadas.
Conclusión
La feminización de la pobreza es un fenómeno complejo y polifacético que pone de relieve las dimensiones de género de la pobreza. Las mujeres están desproporcionadamente representadas entre los pobres del mundo, y la pobreza afecta a las mujeres de formas únicas y a menudo devastadoras. El concepto de feminización de la pobreza ha evolucionado con el tiempo y ahora se reconoce como un área clave de preocupación para académicos, responsables políticos y activistas que trabajan para abordar la pobreza y la desigualdad de género.
Abordar la feminización de la pobreza requiere un enfoque polifacético que tenga en cuenta los factores sociales, económicos y políticos que contribuyen a la desigualdad de género y a la pobreza. Esto incluye políticas e intervenciones que promuevan la igualdad de género, reduzcan la pobreza y aborden las experiencias y necesidades únicas de las mujeres marginadas.
En última instancia, abordar la feminización de la pobreza no es sólo una cuestión de justicia social, sino también de desarrollo económico y derechos humanos. Alcanzar la justicia económica para todos requiere el compromiso de abordar las causas profundas de la desigualdad de género y la pobreza, y de desarrollar políticas e intervenciones que promuevan la igualdad de género y reduzcan la pobreza para todos.
FAQ
¿Qué es la feminización de la pobreza?
La feminización de la pobreza es un fenómeno en el que las mujeres representan un porcentaje desproporcionado de los pobres del mundo.
¿Cuáles son algunos de los factores que contribuyen a la feminización de la pobreza?
Los factores que contribuyen a la feminización de la pobreza incluyen la discriminación de género, el acceso desigual a la educación y a las oportunidades de empleo, la carga del trabajo de cuidados no remunerado, la violencia de género y factores estructurales como las políticas económicas neoliberales y la globalización.
¿Cuáles son algunos de los efectos de la feminización de la pobreza?
La feminización de la pobreza tiene repercusiones tanto para las mujeres como para la sociedad en su conjunto, como el acceso limitado a la educación y a las oportunidades de empleo, los malos resultados en materia de salud, la representación política limitada, la pobreza intergeneracional y los costes económicos.
¿Qué políticas e intervenciones se han desarrollado para abordar la feminización de la pobreza?
Entre las políticas e intervenciones para abordar la feminización de la pobreza se incluyen los presupuestos sensibles al género, los programas de protección social, los programas de educación y formación, la lucha contra la violencia de género y la promoción de la participación política de las mujeres.
¿Por qué es importante abordar la feminización de la pobreza?
Abordar la feminización de la pobreza es importante para lograr la justicia económica, promover la igualdad de género y mejorar el bienestar de las mujeres y de la sociedad en su conjunto.